sábado, 5 de diciembre de 2009

Historia de los Reyes Magos















Los Reyes Magos tienen unos 2.000 años de antiguedad. En contraste con la Historia de Papá Noél cuya costumbre se estableció en el siglo XIX y su imagen actual se la debe a la firma Coca-Cola. También los Reyes han experimentado algunas tranformaciones a lo largo de estos veinte siglos. Por ejemplo, Los Reyes Magos no siempre fueron tres y Baltasar no fue negro hasta el siglo XVI. Para ser lo más precisos nos limitamos a reproducir algunos fragmentos que siguen a continuación.

Mateo 2,1-12 (según las Escrituras)

"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 'Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel'. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; Y enviándolos a Belén, dijo: Id allá, y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléiss, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino".

Festividad de la Inmaculada



Inmaculada Concepción significa: "Concebida sin mancha de pecado original"; siendo este el dogma de fe otorgado a la Virgen María, por nuestro Creador. Sobre ello, el hombre fue tomando conciencia, a pesar del misterio que encierra y la adoración a la madre de Jesús se registra desde el siglo I, cuando San Ireneo, ya pedía la adoración de la Virgen.


Este santo, nació alrededor del año 140 en Asia Menor, fue obispo de Lyon y fundador de la Iglesia en la Galia (Francia); murió posiblemente en el 202. Fue autor de “Adversus Haereses” (Contra los herejes), una obra en la que rechaza en bloque las tesis de los herejes gnósticosde la época, que describían el mundo como generado por un creador malvado


En 1483, el Papa Sixto VI, propagó la fiesta de la Inmaculada Concepción a todas la iglesias de occidente. Más tarde, el 8 de diciembre de 1854, el Sumo Pontífice, Pío IX, después de recibir peticiones de los obispos y Universidades Católicas de todo el mundo, se reunió en la Basílica de San Pedro en Roma, con más de 200 prelados, cardenales, arzobispos, obispos, embajadores y miles y miles de fieles católicos, para declarar solemnemente que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, ha sido revelada por Dios y que todos están obligados a creerla como dogma de fe: “...la bienaventurada Virgen María, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepcióón por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”.

Como fondo a tal revelación, las campanas de las 300 torres de Roma empezaron a repicar. Cientos de palomas mensajeras, iniciaron su vuelo para llevar la noticia a todo el mundo católico. Desde entonces, en los miles de templos católicos del mundo se celebran grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Años más tarde, el Papa Pío XII, reitera el significado de esta verdad de fe: que María fue concebida libre de la mancha del pecado original; tal como también está expuesto en el libro sagrado La Biblia, que explica: “Para ser la Madre del Salvador, María fue dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante”. En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel la saluda como “llena de gracia” (Lucas 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación, era preciso que ella estuviese totalmente poseída por la gracia de Dios. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María, “llena de gracia” por Dios, (Lucas 1, 28) había sido redimida desde su concepción.


La Inmaculada Concepción, es patrona de Pucallpa, Sicuani, Juli, Chuquibamba. Se le ha dedicado la Catedral de Huancavelica y además es patrona de la ciudad y la diócesis en Chiclayo. También se le venera en Mochumí; Junín, Concepción y Chupaca; en Piura, Talara y Ayabaca; y en el Cusco, lugares donde se le celebra el 8 de diciembre. Pero también tiene festividades en otras fechas, siendo la de mayor convocatoria, la que se realiza en Otuzco, La Libertad, entre los días 13, 14 y 15 de diciembre. Allí se le conoce como La Virgen de La Puerta.

Villancicos






Gran variedad de villancicos con letra, canción y video.

A Belén pastores.

A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos
A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos

Los pastores de Belén,
todos ellos van por leña,
para calentar al niño que
nació en la noche buena.

A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos
A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos

En el portal de Belén
hay estrellas Sol y luna,
la Virgen y San José
y el Niño que está en la cuna.

A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos
A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos

La Noche Buena se viene,
la Noche Buena se va
y nosotros nos iremos
y no volveremos más.

A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos
A Belén pastores, a Belén chiquillos
Que ha nacido el rey de los angelitos

La Virgen lavandera.

La Virgen se está peinando entre cortina y cortina
los cabellos son de oro, el peine de plata fina
PERO MIRA COMO BEBEN LOS PECES EN EL RÍO
PERO MIRA COMO BEBEN POR VER AL DIOS NACIDO
BEBEN Y BEBEN Y VUELVEN A BEBER
LOS PECES EN EL RÍO POR VER AL DIOS NACER

La Virgen está lavando y tendiendo en el romero
los angelitos cantando y el romero floreciendo
PERO MIRA COMO BEBEN LOS PECES EN EL RÍO
PERO MIRA COMO BEBEN POR VER AL DIOS NACIDO
BEBEN Y BEBEN Y VUELVEN A BEBER
LOS PECES EN EL RÍO POR VER AL DIOS NACER

La Virgen está lavando con un poquito jabón
se le pintaron las manos, manos de mi corazón
PERO MIRA COMO BEBEN LOS PECES EN EL RÍO
PERO MIRA COMO BEBEN POR VER AL DIOS NACIDO
BEBEN Y BEBEN Y VUELVEN A BEBER
LOS PECES EN EL RÍO POR VER AL DIOS NACER

Sugerencias para una Navidad en familia




















25 sencillas sugerencias prácticas para que esta Navidad sea verdaderamente cristiana.
Por Sheila Morataya-Fleishman .

Se acerca nuevamente la época más esperada del año. Y es que el mes de Diciembre se nos presenta para tener una disposición orientada a todo lo bueno, a todo lo que construye, a todo lo que da alegría.

Cristo y su nacimiento es la razón de tu alegría.

1- Comienza tu día con una oración reflexionando en el sentido del tiempo de adviento que es la preparación inmediata para la celebración de la Navidad.

2- Haz un propósito pequeño que te lleve a pensar en los demás.

3- Escribe un mensaje de navidad a una persona de la que estés alejado.

4- Deja una carta de Navidad debajo de la almohada de tus hijos pequeños.

5- Piensa qué persona pobre o necesitada requiere un detalle de cariño tuyo.

6- Si tienes una empleada de servicio no esperes la Navidad para darle un regalo. Dile ahora mismo cuánto aprecias el trabajo que hace por ti.

7- Incluye en tu lista de regalos a tu parroquia, una comunidad de religiosas, un asilo de ancianos y tu empleada de servicio. Haz algo especial para ellos junto con tus hijos pequeños.

8- Si trabajas y en tu empresa se hará una fiesta, escoge unas estampas con el nacimiento y escribe en ellas “No te olvides de Jesús esta Navidad”, y regálalas el día de la fiesta a todos los que puedas.

9- ¿Tuviste un año difícil con un empleado, un amigo o tus hijos? Sería bueno que pidieras perdón e hicieras las paces.

10- ¿Hay en tu corazón alguna espina contra alguien que no te apreció, te hirió o te ignoró? Sería maravilloso recomenzar.

11- Háblales a tus hijos pequeños de lo que es el perdón y busca si ellos guardan algún sentimiento contra alguien para que con amor de niño perdonen.

12- Háblales a tus hijos adolescentes del perdón, profundiza en las formas en que puede deformar la personalidad y dañar las relaciones. Motívalos a la acción de perdonar.

13- Invita a un amigo que esté solo a un lugar bonito a almorzar.

14- Hornea galletas de navidad para cada uno de tus vecinos, llévalas junto a tus hijos.

15- Procura en estos días enfocar más tu atención al regalo de la paz que a los regalos materiales que tienes que dar.

16- Vigila de cerca no excederte en las comidas.

17- Trata de vivir la pobreza material cuando vayas de compras.

18- Procura controlar la vista al caminar por los centros comerciales.

19- Apégate a un presupuesto.

20- Compra regalos que contengan el significado de la navidad en lo posible.

21- Haz una lista de los defectos de carácter que no quieres que te dominen.

22- Tómate un tiempo para apreciar más a tu familia y evoca momentos felices.

23- Además del árbol de navidad elabora un pesebre o nacimiento (Belén).

24- Lee en familia el pasaje del nacimiento de Jesús que aparece en el Evangelio de San Lucas.

25- Si alguien de tu familia no vive su fe como debiera, no le obligues ni te enojes. La mejor forma de hacer apostolado es con tu comportamiento.

Las Bienaventuranzas














Las solemnes bienaventuranzas (beatitudines, benedictiones) que marcan el inicio del Sermón de la Montaña, el primero de los sermones de Nuestro Señor en el Evangelio de San Mateo (5, 3-10). Cuatro de ellas reaparecen en una forma ligeramente diferente en el Evangelio de San Lucas (6, 22), de igual modo al comienzo de un sermón, y que discurren paralelamente a Mateo, 5-7, si no a otra versión del mismo. Y aquí se ilustran con la oposición de las cuatro maldiciones (24-26). El relato más completo y el lugar más destacado que se da a las Bienaventuranzas en San Mateo están bastante de acuerdo con el alcance y la tendencia del Primer Evangelio, en el que el carácter espiritual del reino mesiánico – la idea suprema de las Bienaventuranzas – es continuamente destacado, en agudo contraste con los prejuicios judíos. La peculiarísima forma en la que Nuestro Señor manifestó sus bienaventuranzas las convierte, quizás, en el único ejemplo de sus dichos que puede ser calificado de poético – al ser inequívocamente claro el paralelismo de pensamiento y expresión, que es la característica más notable de la poesía bíblica.

El texto de San Mateo dice lo siguiente:

Bienaventurados los pobres de espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos. (Versículo 3)
Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra. (Versículo 4)
Bienaventurados los que lloran: porque ellos serán consolados. (Versículo 5)
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados (Versículo 6)
Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos obtendrán misericordia. (Versículo 7)
Bienaventurados los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios. (Versículo 8)
Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios. (Versículo 9)
Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. (Versículo 10)

Primera bienaventuranza

La palabra pobre parece representar un ‘anyâ arameo (hebreo ’anî), encorvado, afligido, miserable, pobre; mientras que manso es más bien sinónimo de la misma raíz, ‘ánwan (hebreo, ‘ánaw), que se inclina, humilde, manso, gentil. Algunos eruditos agregan también a la primera palabra un sentido de humildad; otros piensan en los “mendigos ante Dios” que reconocen humildemente su necesidad de ayuda divina. Pero la oposición a los “ricos” (Lucas, 6, 24) apunta especialmente a la significación común y obvia, que, sin embargo, no debe limitarse a la necesidad y angustia económica, sino que puede abarcar el conjunto de la dolorosa condición del pobre: sus escasos bienes, su dependencia social, su indefensa exposición a la injusticia de los ricos y los poderosos. Aparte de la bendición del Señor, la promesa del reino celestial no se otorga por la condición externa actual de tal pobreza. Los bienaventurados son pobres “de espíritu”, que por su propia voluntad están dispuestos a soportar por amor de Dios esta dolorosa y humilde condición, incluso aunque realmente sean ricos y felices; mientras que, por otro lado, los realmente pobres pueden no alcanzar esta pobreza “de espíritu”.

Segunda bienaventuranza

Puesto que la pobreza es un estado de humilde sujección, el “pobre de espíritu”, está próximo al “manso”, sujeto de la segunda bienaventuranza. Los anawim, los que humilde y mansamente se inclinan ante Dios y el hombre, “heredarán la tierra” y poseerán su herencia en paz. Esta es una frase tomada del Salmo 36 (versión hebrea, 37),11, donde se refiere a la Tierra Prometida de Israel, pero aquí en las palabras de Cristo, es por supuesto sólo un símbolo del Reino de los Cielos, el reino espiritual del Mesías. No pocos intérpretes, sin embargo, entienden “la tierra”. Pero pasan por alto el significado original del Salmo 36, 11, y a no ser que, por un expediente inverosímil, tomen la tierra también como símbolo del reino mesiánico, sería difícil explicar la posesión de la tierra de manera satisfactoria.

Tercera bienaventuranza

Los “que lloran” en la Tercera Bienaventuranza se oponen en Lucas (6, 25) a la risa y a la alegría mundana de similar carácter frívolo. Los motivos del llanto no derivan de las miserias de una vida de pobreza, abatimiento y sometimiento, que son las mismos de la bienaventuranza del versículo 3, sino más bien los de las miserias que el hombre piadoso sufre en sí mismo y en otros, y la mayor de todas el tremendo poder del mal por todo el mundo. A tales dolientes el Señor Jesús les trae el consuelo del reino celestial, “la consolación de Israel”(Lucas, 2, 25) predicha por los profetas, y especialmente por el Libro de la Consolación de Isaías (11-66). Incluso los judíos tardíos conocían al Mesías por el nombre de Menahem, el Consolador. Estas tres bienaventuranzas, pobreza, abatimiento y sometimiento son un elogio de lo que ahora se llaman virtudes pasivas: abstinencia y resistencia, y la Octava Bienaventuranza nos lleva de nuevo a la enseñanza.

Cuarta Bienaventuranza

Los otros, sin embargo, piden una conducta más activa. Lo primero de todo, “hambre y sed” de justicia: un deseo fuerte y continuo de progreso en perfección moral y religiosa, cuya recompensa será el verdadero cumplimiento del deseo, el continuo crecimiento en santidad.

Quinta Bienaventuranza

A partir de este deseo interior se debe dar un paso más hacia la acción por las obras de “misericordia”, corporales y espirituales. Por medio de éstas los misericordiosos logran la misericordia divina del reino mesiánico, en esta vida y en el juicio final. La maravillosa fertilidad de la Iglesia en obras e instituciones de misericordia corporal y espiritual de toda clase muestra el sentido profético, por no decir el poder creativo, de esta sencilla palabra del Maestro divino.

Sexta Bienaventuranza

Según la terminología bíblica, la “limpieza de corazón” (versículo 8) no puede encontrarse exclusivamente en la castidad interior, ni siquiera, como muchos eruditos proponen, en una pureza general de conciencia, como opuesta a la pureza levítica, o legal, exigida por escribas y fariseos. Cuando menos el lugar adecuado de tal bienaventuranza no parece estar entre la misericordia (versículo 7) y la pacificación (versículo 9), ni detrás de la virtud aparentemente de más alcance del hambre y sed de justicia. Pero frecuentemente en el Antiguo y Nuevo Testamento (Gén., 20, 5; Job, 33,3; Sal., 23 (hebr., 24), 4; 72 (hebr., 73), 1; I Tim., 1, 5; II Tim., 2, 22) el “corazón puro” es la simple y sincera buena intención, el “ojo sano” de Mt., 6, 22, y opuesto así a los inconfesables fines de los fariseos (Mt., 6, 1-6, 16-18; 7, 15; 23, 5-7, 14). Este “ojo sano” o “corazón puro” es más que todo lo precisado en las obras de misericordia (versículo 7) y celo (versículo 9) en beneficio del prójimo. Y se pone de manifiesto a la razón que la bienaventuranza, prometida a esta continua búsqueda de la gloria de Dios, consistirá en la “visión” sobrenatural del propio Dios, la última meta y finalidad del reino celestial en su plenitud.

Séptima Bienaventuranza

Los “pacíficos” (versículo 9) son no sólo los que viven en paz con los demás sino que además hacen lo mejor que pueden para conservar la paz y la amistad entre los hombres y entre Dios y el hombre, y para restaurarlas cuando han sido perturbadas. Es por esta obra divina, “una imitación del amor de Dios por el hombre” como la llama San Gregorio de Nisa, por la que serán llamados hijos de Dios, “hijos de su Padre que está en los cielos” (Mt., 5, 45).

Octava Bienaventuranza

Cuando después de todo esto a los piadosos discípulos de Cristo se les retribuya con ingratitud e incluso “persecución” (versículo 10) no será sino una nueva bienaventuranza, “pues suyo es el reino de los cielos”.

Así, mediante una inclusión, no infrecuente en la poesía bíblica, la última bienaventuranza vuelve a la primera y a la segunda. Los piadosos, cuyos sentimientos y deseos, cuyas obras y sufrimientos se presentan ante nosotros, serán bienaventurados y felices por su participación en el reino mesiánico, aquí y en el futuro. Y, visto lo que los versículos intermedios parecen expresar, en imágenes parciales de una bienaventuranza sin fin, la misma posesión de la salvación mesiánica. Las ocho condiciones requeridas constituyen la ley fundamental del reino, la auténtica médula y tuétano de la perfección cristiana. Por su profundidad y amplitud de pensamiento, y su relación práctica sobre la vida cristiana, el pasaje puede ponerse al mismo nivel que el Decálogo en el Antiguo Testamento, y que la Oración del Señor en el Nuevo, y supera ambos por su belleza y estructura poética.

Los Mandamientos


















  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas: Significa que no hay NADA más importante que Él; ni juguetes, ni caprichos, ni la tele... Nada.
  2. No tomarás el Nombre de Dios en vano: Significa no andar diciendo aquello de "te lo juro por Dios" cuando estamos diciendo mentiras y aún cuando estemos diciendo la verdad... El nombre de Dios no es algo con lo que podamos andar jugueteando a nuestro antojo.
  3. Santificarás las fiestas: Significa asistir los domingos a misa, y a las fiestas de solemnidad de nuestra Iglesia Católica. Dedicarle un día completo al Señor.
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre: Significa que no podemos pasar por alto su autoridad, ni hacer lo que se nos venga en gana porque tenemos un capricho de querer hacer o tener algo. No dejar de hacer las tareas. Respetar lo que nos digan sin enojarnos, sin contestarles mal, porque al final, ellos son nuestros padres y su principal deber es corregirnos para hacernos gente de bien.
  5. No matarás: Significa exactamente eso. Y hay dos formas de matar, físicamente, hiriendo a alguien con algún arma; y espiritualmente, cuando nos burlamos del niño que tiene menos que nosotros y le decimos "piriche", o hablamos mal de alguien sólo por hacerle daño.
  6. No cometerás actos impuros: Significa respetar nuestro cuerpo y el de las demás personas. No hacer con él lo que se nos venga en gana sólo porque me gusta hacerlo y nadie me ve.
  7. No robarás: Significa respetar las cosas de los demás, no agarrar sin permiso lo que no es nuestro.
  8. No dirás falso testimonio ni mentirás: No hay que mentir bajo ninguna circunstancia; las "mentiras piadosas" no existen. Decir que hemos hecho la tarea sólo por salir a jugar sin haberla hecho es un claro ejemplo de esto.
  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros: Significa no ver a la mujer o al hombre de un modo impuro o desviado. No somos simples objetos. El Señor nos llama a ser puros de corazón, ver en el prójimo a nosotros mismos.
  10. No codiciarás los bienes ajenos: Significa no tener envidia de los demás y sus cosas. Que yo quiero un juguete como el de aquél. Que aquél tiene un ipod... ¡Yo lo quiero! a veces, pretendemos ser lo que no somos por la misma envidia.